Las recientes encuestas muestran un panorama preocupante: la percepción de la ciudadanía refleja un marcado descontento con la situación actual del país. Factores como la inflación, el ajuste y la incertidumbre económica parecen ser los principales detonantes de este malestar.

Además, el apoyo hacia las políticas actuales se encuentra en niveles bajos, mientras que crece la demanda de alternativas que prioricen el bienestar social por encima de los ajustes estructurales.

¿Cómo se traduce este clima en términos políticos y sociales?

Entre los principales puntos de controversia se destacan las políticas económicas que, para muchos, profundizan las dificultades actuales sin ofrecer soluciones claras. Este rechazo masivo podría tener implicancias significativas para el futuro político del país.

¿Qué factores explican este nivel de desaprobación?

Mientras tanto, la economía enfrenta desafíos significativos. La inflación sigue sin ceder, y los niveles de demanda están entre los más bajos de los últimos 14 años. Este panorama no solo afecta a los ingresos de las familias, sino que también pone en tela de juicio la efectividad del programa económico vigente.

¿Es momento de repensar el rumbo? Los números parecen sugerir que sí